Se necesitan varias cosas para obtener la bendición: por una parte uno necesita desarrollar completa confianza y devoción hacia el lama. Sin embargo, esto no se refiere a cualquier lama. Se refiere al que hayamos elegido después de haber evaluado exhaustivamente muchos maestros. Se refiere al lama en quién estamos seguros de poder desarrollar completa confianza. Por otra parte, el lama también debe verificar al practicante para asegurarse de que él realmente puede ayudarlo. Si uno ha alcanzado la certeza de que uno puede desarrollar completa apertura hacia el lama, esto hará surgir una confianza inquebrantable. Realmente debe ser tan inquebrantable e indestructible como un diamante. Si uno es capaz de hacer eso, el resultado es que ya uno no será perturbado o influenciado por pensamientos comunes. El que la confianza sea inquebrantable es la razón del nombre “Vajrayana”, vehículo del diamante, puesto que esta confianza es como un diamante: indestructible. Erróneamente muchas personas creen que no hay diferencia entre un maestro Vajrayana y otros maestros. Un maestro común puede mostrarnos el camino de forma clara y perfecta, y explicar como comportarse, como son las cosas, etc. Sin embargo, un maestro Vajrayana es alguien quien no trabaja y enseña sólo con palabras sino en todos los niveles. Con su conducta, enseñanzas verbales e inspiración de su mente el puede guiar el fluir de la mente de otros hacia la madurez y liberación. Sólo alguien con esta capacidad es un maestro Vajrayana auténtico. Hay muchos maestros, pero solo unos pocos pueden ser llamados maestros en el Vajrayana.
En la oración de Dorje Chang se dice que la devoción es la cabeza de la meditación. Esto se refiere a la devoción que debe desarrollarse en el Vajrayana, un tipo de devoción que despierta completa y naturalmente en uno, sin ser imaginada o engañándose a uno mismo. Cuando aparece en la mente de uno, los pensamientos comunes se apaciguan a través de la bendición del lama y la experiencia de la meditación surge naturalmente sin poner ningún esfuerzo. Es entonces, cuando la inspiración del cuerpo, habla y mente del lama puede ser efectiva sobre nosotros. Hay una acotación hecha por maestros Kagyu anteriores que dicen que las prácticas preliminares (El Ngondro), son más profundas que todas las otras prácticas. Esta aseveración se refiere mas a la del Guru Yoga que a las postraciones, Dorje Sempa o a las ofrendas del mandala, porque en la del Yoga uno recibe la inspiración de las bendiciones del lama. Para las prácticas como el Mahamudra, o las fases de desarrollo en conexión con un Yidam o las fases de culminación Las Seis Yogas de Naropa – que están todas basadas en el Ngondro, siempre es necesario preparar nuestra mente apropiadamente. Esto sucede a través de la bendición que se experimenta en el Guru Yoga. Solo a través de ésta, uno es capaz de llevar las experiencias impuras a un nivel puro y trabajar correctamente con las otras prácticas. La devoción que uno debe tener hacia el lama es más que el sentimiento de cuando un maestro se comporta de forma agradable con uno. Si el lama sonríe o habla de forma agradable puede surgir un sentimiento de devoción, pero esto es llamado “el surgir de un sentimiento debido a muchas condiciones”. Sin embargo, la devoción a la que se aspira para con el lama es un sentimiento profundo que es independiente de dichas condiciones externas. Por supuesto que al comienzo todavía depende de cosas externas, pero empieza a despertar un sentimiento interno independiente de las condiciones externas y las experiencias de momentos. Es sólo, cuando han surgido por completo esta profunda devoción y confianza inquebrantable cuando la bendición opera de forma tal que los pensamientos comunes y similares se calman naturalmente. Hay descripciones sobre los signos de devoción: aparecen lágrimas en los ojos y la piel se eriza. Pero para que esto suceda es necesario que uno tenga conexión con su lama de muchas vidas; construirla en una sola vida es imposible.
Solamente si uno recibe la bendición auténtica, uno está en posición de percatarse del fruto auténtico, del logro último, los siddhis más elevados. Si uno trata de forzar un sentimiento artificial de devoción y confianza, la bendición e inspiración sólo serán imaginarias y artificiales al igual que el fruto (el resultado). Los mismos maestros a su vez son seres humanos, tienen un cuerpo y a veces están de buen o mal humor y a veces están molestos, tristes, etc. Sin una confianza real y una devoción inquebrantable, uno será influenciado por estas cosas y se sentirá inseguro. Uno se preguntará porque la experiencia de meditación de hoy no es tan fuerte como la de ayer, uno se sentirá inestable e inseguro de sí mismo. Todo esto resulta del hecho de que la devoción y la confianza aún no son verdaderamente inquebrantables.
Cuando uno habla acerca de alcanzar los logros más elevados, no es algo externo o algo nuevo lo que uno alcanza, es la realización o reconocimiento de la naturaleza de nuestra mente. Uno ha alcanzado los logros más elevados cuando uno está libre de todos los estados y condiciones cambiantes del momento y uno ha reconocido la mente tal como es.
La bendición es la habilidad de llevar la mente de otro ser sintiente a la madurez y liberarla. La bendición no tiene forma o algún símbolo de expresión especifico. Aunque durante las transmisiones se utilizan distintos objetos simbólicos, la bendición real es la que viene libre de la idea de que uno está recibiendo o se le esta 0dando una bendición. Esta es la transmisión última y la verdadera bendición. Todo lo demás sólo son símbolos y ejemplos para recibir la bendición.